Niñera secreta by Wendy Warren

Niñera secreta by Wendy Warren

autor:Wendy Warren
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2017-09-14T16:00:10+00:00


—La bisonte preñada me miraba como si quisiera patearme, pero el otro veterinario no aparecía y empezaba el parto —Cleo Mark soltó una risa y se pasó la mano por el pelo rubio y corto.

Hacía más de un mes que Cleo no veía a Max. Ella le gustaba y disfrutaba con su compañía, pero esa tarde le costaba concentrarse. Estaba frustrado y enfadado desde la noche anterior.

Cleo era su vecina de al lado. Estaba licenciada en biología y en veterinaria y era una persona genuina y sencilla. Siempre andaba en busca de aventuras.

—Creo que me quedaré aquí un tiempo —Cleo estiró los brazos por encima de la cabeza—. El doctor Frank me ha vuelto a pedir que me ocupe de su consultorio. Quiere retirarse, y me lo estoy pensando.

—¿En serio? ¿Por fin tendré una vecina de verdad?

—Podría ser.

—¡Tío Max! ¡Tío Max! —un coro de voces acompañó a la estampida.

—¡Patitos! —Cleo saltó del asiento con los brazos abiertos. Los cuatro niños se pararon en seco.

—¡Cleo está en casa!

—¡Vi tus caballos en la pradera!

—Biscuit vino a la verja y le di una zanahoria.

—¡Yo le di dos zanahorias!

Los niños intentaron capturar la atención de la vecina cuya granja de animales los había entretenido y ayudado a recuperarse cuando llegaron a Gold Hill. Cleo había sido una gran ayuda para Max cuando Terry murió.

Como siempre, parecía capaz de escuchar a todos al mismo tiempo. Max sonrió mientras volvía a sentarse con Anabel y los gemelos a los lados y Livie sobre el regazo, narrándoles sus últimas aventuras y sacando regalos de la gran bolsa que siempre llevaba consigo.

Daisy se acercó a la mesa lentamente, como si sus ojos no se hubieran adaptado bien a la luz. Max decidió aprovechar para contemplarla, aunque estaba molesto porque, mientras él se había pasado la tarde deseándola, ella se había dedicado a irritarlo haciendo preguntas.

Cuando sus ojos se encontraron, saludo con la cabeza y apartó la mirada. Cleo alzó la cabeza y saludó con curiosidad. Miró a Max, esperando una presentación.

—Daisy June. Niñera —Daisy le ofreció la mano.

—Cleo Marks. Soy…

—Nuestra buena amiga —interrumpió Max, observando cómo los ojos de Daisy chispeaban con resentimiento—. Cleo es nuestra vecina. Debes haber visto sus caballos pastando —Max hizo una pausa significativa—. La hemos echado de menos.

—¿En serio? Que agradable —comentó Cleo, alzando una ceja con aire cómico.

—Siempre te echamos de menos, Cleo —Anabel le apretó el brazo—. Quiero enseñarte la maqueta de caballo que me regaló tío Max en mi cumpleaños.

—Seguro que es precioso. Buen regalo, Max

—Ven a comprobarlo —sugirió Max—. Si no me equivoco, tu cumpleaños es dentro de un par de días. Cena con nosotros esta noche, lo celebraremos. Tenemos tu comida favorita —la tentó.

—¿Gambas chinas? No te creo.

—Sí, sí —bromeó Max—. Pensaba pasar por el restaurante chino de camino a casa.

—¡Bravo! ¿Podemos tomar también fideos chinos con tomate? —James saltó sobre las rodillas en el banco.

—Y pollo con naranja —añadió Sean.

Anabel y Livie hicieron sus peticiones. Max contestó afirmativamente a todas, sin dejar de mirar a Daisy, percibiendo la tensión de su fuerte y curvilíneo cuerpo.



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